sábado, 28 de febrero de 2009

A los tópicos no debemos tenerles miedo

J. M. Perceval nos dijo el pasado lunes que, aprovechando el tirón de los Óscar, nos hablaría de Penélope Cruz. "Pues vaya engaño. ¿Y dónde está Penélope?", pensaba mientras se perdía entre la Hispanic Society of Amercia y la exposición Visión de España de Sorolla, que recientemente ha aterrizado en el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC), en Barcelona.

Sin embargo, todo tenía un propósito... Porque, al fin y al cabo, nuestro profesor iba pasando de un tema al otro con mucho sentido, como si hubiera preparado la clase con gran meticulosidad. Y, de hecho, Penélope había ganado el Óscar hacía sólo unas horas...

Y así, de una cosa a la otra, sin perder el hilo, acabó comentando los tópicos españoles, o de otro modo, los aspectos culturales en los que más se fijan los estranjeros cuando visitan nuestro país. Y allí entraba en juego Penélope, con la portada que recientemente hizo Annie Leibovitz para la revista Vogue.



Aquí la tenemos. Yo no lo sabía, pero según J.M. Perceval, Leibovitz se basó en una de las figuras más conocidas de España a nivel cultural, o mejor dicho, uno de los grandes tópicos románticos de España: la Carmen de Merimée. Confieso que no había oído hablar nunca de esta obra ni de la leyenda que hay detrás hasta la clase del pasado lunes. Les recomiendo este web dónde encontrarán una breve pero interesante aproximación a la ópera y la leyenda: http://www.teatrolacuadra.com/Carmen/

En fin, la verdad es que no me esperaba escuchar una clase sobre Penélope en este sentido, pero no niego que fuera interesante. De todos modos, la pregunta que nos planteó el profesor, a propósito de este ejemplo, fue la siguiente: para producir una determinada estética dentro de la indústria cultural, ¿podemos huir de los tópicos?

La verdad es que la pregunta me asustó un poco al principio. Nunca me había planteado el tema de esta manera. Con una compañera de clase, Lluïsa Oller ( www.lluisaoller.blogspot.es ), pensamos en plantearlo des del punto de vista del cine, cogiendo como punto de partida la película No es otra estúpida película americana, dónde el tema de los tópicos es un constante. De hecho, ella habla sobre este filme. A mí también me gustaría hacerlo, aunque dentro de unos párrafos y de una manera muy breve...

La casualidad me dió la solución, porque, al cabo de unas horas, tenía una entrevista con Santiago A. Zannou, ganador del Goya al mejor director novel. Y mira por dónde, se me ocurrió plantearle la pregunta. Esto fue lo que me respondió:

"Pues yo creo que acaba de ganar un Oscar una película que trata tópicos: Slumdog millionaire. Y creo que El luchador también lo hace. Lo que yo creo es que las personas tenemos muchísimas cosas en común, y lo que yo, como director de cine, intento, es que las características de los personajes influya en el espectador, que empatizem. ¿Chico de barrio igual a yonqui? ¿Árabe igual a fumador de porros? Todos estos ejemplos pueden ser tópicos depende de cómo lo trates. Yo contestaría a tu profesor con una frase magnífica de Hitchcock: Yo prefiero partir del cliché para acabar lejos del cliché que partir lejos del cliché para acabar en el cliché".

La cuestión es bastante compleja. De todos modos, me parece una opinión convincente. Lo importante es transmitir algo al consumidor cultural, algo útil, educar. Si para ello utilizas tópicos y los tratas de una manera original, pues perfecto. Ahora bien, puedes acabar haciendo una película superficial y sin sentido. Tenemos un ejemplo en No es otra estúpida película americana, aunque hay que tener en cuenta que se trata de una simple parodia... Veamos la canción en dónde se ridiculizan los tópicos sobre la universidad: el chico guapo deportista, la fea que se ha vuelto guapa, el salido, la perversa, la animadora guapa aspirante a reina del baile, etc.

http://www.youtube.com/watch?v=77RrVqw4Pfc&feature=PlayList&p=317EC7D3763CD573&playnext=1&index=3

Este tratamiento de los tópicos raya lo estúpido y obsceno. ¿Dónde podríamos encontrar un ejemplo decente? Pues no quiero hacer publicidad barata, pero creo que la película con la que ganó Zannou trata temas tópicos, pero lo hace con realismo y calidad.

http://www.youtube.com/watch?v=nYulblh-gks

En conclusión: ¿podemos evitar los tópicos? Yo creo que sí, aunque a veces resulta difícil. No obstante, para mí tópico no significa baja calidad. Podemos partir de un tópico y obtener un resultado maravilloso, de gran calidad... Depende de las ganas que le ponemos al asunto.

sábado, 21 de febrero de 2009

Felipe III, ¿descansas en paz?



Cada martes y jueves paso, como de costumbre cuando me dirijo a la academia de inglés, la Escola Oficial d'Idiomes, cerca del CEIP Drassanes. Es habitual que cada vez que paso por allí encuentro a jóvenes de 10 a 15 años jugando al balón en el patio de dicho colegio. No obstante, sueltan una para mí una indescifrable sarta de sonidos, de los cuales no distingo ni palabra ni sentido alguno. Es árabe.

Normalmente no pongo atención en este colectivo, salvo cuando están tirando el balón a portería, por la simple curiosidad se saber si marcan gol o no. No obstante, el pasado martes, pasando por allí, se me encendió la bombilla. ¿No serán estos jóvenes, igual que el resto de sus familias que viven en el Raval barcelonés y en otros lugares marginales de la zona, los modernos mudéjares?

Llevaba algunas horas pensando la manera de enfocar la primera entrada en este blog, sobre la expulsión de los moriscos de España hace 400 años. ¡Ah! Aviso para navegantes. Este espacio se trata de un lugar de comunicación cultural -que no periodismo cultural- para una asignatura de la facultad. Cada semana, deberemos hacer una actualización sobre un tema que, en principio, nos dará nuestro profesor, J.M. Perceval.

Hecha esta aclaración, volvamos al tema. Y se hizo la luz. Ya tenía un enfoque que me convencía, porque mientras subía las escaleras pensaba: ¿realmente han cambiado las cosas en cuatro siglos?

Pues claro, ¿no? Hay más diversidad cultural, tolerancia, etc. Y lo más importante: ni el gobierno ni el rey aprueban decretos para expulsar al colectivo musulmán o cualquier otro del país. Y encima, tenemos una declaración maravillosa sobre los derechos humanos. Si Felipe III supiera la cantidad de población musulmana que hay en España hoy en día, se levantaría de la tumba... De todos modos, no puedo evitar encontrar paralelismos preocupantes entre nuestro mundo y el de hace 400 años, cuando se llevó a cabo la expulsión de los moriscos.

Para empezar, hoy en día hay una preocupación, aunque un tanto disimulada -quizás por vergüenza-, sobre los índices de natalidad. La de los españoles y catalanes disminuye día a día, mientras que el crecimiento demográfico de los inmigrantes está en auge. A mediados del milenio pasado también existía una preocupación similar y me atrevería decir que más exteriorizada, porque el racismo no era un tema tan tabú como ahora, gracias a las doctrinas que infundía la Inquisición.

Entonces, Felipe III y compañía tenían miedo que los moriscos -los musulmanes conversos, los antiguos mudéjares- se revelaran, igual que hicieron contra la política represiva del cardenal Cisneros en el barrio del albaicín de Granada; o que continuasen expandiéndose demográficamente a costa de los españoles, dando "razones" a las potencias vecinas, quienes consideraban que España era un nido de moros y hogar de gente de sangre sucia.

De todos modos, cabe recordar que el colectivo morisco sobre el cual se centraban todos estos temores vivía en la península des de hacía varios centenares de años. Se trataban de los hijos de los hijos de aquellos que fueron conversos a la fuerza. Y aún así, se les trataba con recelo.

¿No está sucediendo lo mismo hoy en día? Los hijos de aquellos que han emigrado de tierras del Magreb para venir aquí se les trata con cierto recelo y son estereotipados, pese a haber nacido aquí y, por lo tanto, según la ley, tienen la nacionalidad española. Los niños musulmanes juegan con los niños musulmanes, y los niños catalanes con los catalanes.

Insisto: sólo intento encontrar ciertas similitudes entre ambas épocas. Sé que el problema ante el que nos enfrentamos hoy en día es de tal magnitud y complejidad que no basta con justificarlo con ciertas semejanzas o diferencias respecto al caso de la expulsión morisca culminada en 1609. La acumulación de musulmanes en ciertos barrios responde a muchísimos factores, no sólo de tipo racial, por supuesto.

A los moriscos de la península se les prohibió, a medida que se sofocaban revueltas como la del albaicín de Granada, tener armas propias. Este aspecto también iba ligado al hecho de que se les creía belicosos y gritones. Hoy en día el uso de armas está regulado por ley, es cierto, pero más de una vez he visto a una persona cambiando de asiento o de lugar en el metro porque se acercaba un hombre de tez morena con una mochila... La islamofobia, tras el 11-S y 11-M, es un hecho. La profesora Ana Corbalán, en su blog sobre este tema, advierte que cualquier ataque amenaza terrorista se asocia rápidamente con el Islam.

Reconozco que no sabía muchas cosas de la expulsión morisca de España. Pero lo que no me esperaba es encontrar una visión diferente sobre nuestra queridísima obra por excelencia, Don Quijote de la Mancha. Porque tal como apunta la web sobre los moriscos http://www.1609-2009.es/, una de las obras principales de la literatura española tiene contenido ofensivo para el colectivo musulmán:

“¡Oh cuántas y cuáles cosas te pudiera decir, Cipión amigo, de esta morisca canalla, si no temiera no poderlas dar fin en dos semanas! Y si las hubiera de particularizar, no acabara en dos meses; mas, en efecto, habré de decir algo; y así, oye en general lo que yo vi y noté en particular de esta buena gente.”

Y suma y sigue. Hay más ejemplos...

En fin, aquí concluye mi primera entrada en el blog. El otro día un profesor nos comentó que la comunicación vía Internet es el futuro, y que comunicando bien a través de este medio podríamos ganarnos la vida. No sé si será verdad o no, pero si de este blog quedo satisfecho, puede que haya otros...