viernes, 27 de marzo de 2009

¡Por fin! Al cabo de unas cuantas clases hemos llegado al asunto en cuestión: ¿qué demonios es la cultura?

Vivimos en una época dónde la palabra cultura se utiliza casi para cualquier cosa. Los libros, el cine, las obras de arte, las lenguas, el estilo arquitectónico de tal sitio... Hoy en día todo es cultura. Tal como nos contó J.M. Perceval el pasado miércoles, hace algunos siglos la cultura iba asociada a un grupo minoritario y de clase alta, que se jactaba de tener el monopolio del buen gusto cultural.

Los cuadros de Fragonard, como El columpio, son uno de los principales exponentes del Rococcó, que exaltaba el lujo de la nobleza, que se enorgullecía de su buen gusto.

Es evidente que hoy en día esto ha cambiado. Nos encontramos ante una cultura de consumo masivo, de fácil acceso para cualquier persona, sin importar tanto la clase social. Para mí, esto es sumamente importante porque, por delante de todo, lo que indica si una persona es culta o no es su voluntad de acceder a nuevos conocimientos. Si tal ser humano pretende enriquecerse con nuevas experiencias, es muy probable que lo acabe consiguiendo, siempre y cuando ponga un mínimo de empeño. Su inteligencia determinará cuánto puede aprender -su grado de culturización-, pero eso ya es otra historia.

Éste es mi punto de vista sobre qué determina que es cultura. Habrá quién esté de acuerdo y quién no lo esté. Totalmente respetable. De todos modos, mientras escribo estas líneas me doy cuenta de que aún no me he mojado demasiado. El Debéis ser agresivos de Perceval retumba en mi cabeza.

Pues bien, de todos los puntos de vista sobre la cultura que nuestro profesor recopiló en el Power Point de la última clase, asocié los más negativos con la cultura actual. De ahí el título de la actualización de hoy: la cultura actual no es sólo masiva, sino también urbana, etnocéntrica, ultra nacionalista y, ¿por qué no? también androcéntrica. Un sincretismo catastrófico.

Hace unos días, mientras realizaba un reportaje para otra asignatura, una fuente me comentó que muchas de las Entidades Locales Menores –pueblos sin ayuntamiento, y habitualmente con menos de 500 habitantes- no tienen ni librería, biblioteca o cosa parecida. La cuestión es que tales entidades se suelen ubicar en reductos perdidos en la montaña. No digo que les colemos un Fnac al lado de estas casas, ¿pero acaso no tienen el derecho a un acceso mínimo a obras dignas?

La cadena Fnac, símbolo del consumo cultural de masas de hoy en día

Del mismo modo, jóvenes del campo, si quieren estudiar, siempre deben ir a las capitales de provincia. Tampoco digo que la solución sea crea crear universidades en municipios poco poblados, pero creo que es un síntoma de la hegemonía de la ciudad sobre el campo.

Si cultura también engloba las tradiciones o maneras de hacer y organizarse de un país, que alguien me explique porque la mayoría de miembros del Consejo General del Poder Judicial son hombres, o los del TC. Y, si cultura también es deporte, ¿porque la famosa Fórmula-1 –un despilfarro de dinero que muchos dudan de calificarlo de deporte, aunque reconozco que me gusta mirarlo- sólo conducen hombres?


Los participantes del campeonato mundial de Fórmula 1 este año. Ni una mujer. Androcentrismo puro. Será que no saben conducir...



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