sábado, 14 de marzo de 2009

Todo en exceso es bueno

O al menos eso dijo el Divino Marqués. Así fue conocido Donatien Alphonse de Sade, aristócrata francés nacido en 1740, popular por sus ideales radicalmente anti-religiosos y partidario del libertinaje más espontáneo.

Sin duda la cita es chocante, y más si proviene de un hombre que, al fin y al cabo, mucho ruido y pocas nueces, es decir, que decía mucho pero poco hacía. De todas las perversiones que detalla en sus libros, la mayoría de las cuales la sociedad post-moderna no dudaría en calificar de abominables y repulsivas, Sade no cometió apenas ninguna.

Confieso que oír eso el pasado lunes de la boca de nuestro profesor, José María Perceval, me sorprendió mucho. Me consideraba un experto de la literatura sadiana y de la figura del Marqués, pero se ve que las introducciones de los libros, y webs como http://www.sade.iwebland.com/sade.htm escatiman detalles interesantes. Yo he leído casi todas las obras de Sade, y pensaba que algunas de las curiosas acciones que describía las había vivido por su propia carne.

¿Resta esto mérito a su obra? Para mí no, en absoluto. Porque, por encima de todo, para mí Sade es un documentalista, como muy bien dijo Perceval, de todo lo que uno puede hacer con el cuerpo humano; un ilustrado de esta materia. Sade vivió tiempos convulsos, la Revolución Francesa. En ese tiempo, era de esperar que salieran pensadores radicales, pero el pudor y la religión aún estaban muy arrelados para que la filosofía sobre la conducta humana del Marqués pasara desapercibida...

Muchos decían, como expresa la película Quills [ http://www.youtube.com/watch?v=u--PYnIYewE ] (por la cual Geoffrey Rush estuvo nominado al Oscar por su estupenda interpretación del Marqués), que este personaje escribía literatura malvada o que incitaba a los hombres a cometer perversiones. ¿Es malvada su literatura? ¿Acaso era el Marqués de Sade un emisario del demonio? Él sólo quería poner en evidencia la hipocresía del ámbito religioso, burgués y noble. Nadie, al menos que yo conozca, lo hizo hasta ese momento de tal manera. Era la oveja negra dentro del corral del pudor.

Otra cosa es que fuese un documentalista del ser humano, concretamente de una parte muy controvertida: el sexo y los crímenes; y que plasmara ciertas conductas del ser humano de una manera sumamente explícita, muchas veces grotesca y cruel. Es obvio que a los altos estamentos no les gustó nada que corrieran por la calle obras como Justine o los infortunios de la virtud. Su protagonista es vejada constantemente por los altos estamentos de la sociedad. Es más, ¿os podéis imaginar que en un monasterio parecido al de Poblet o Santes Creus, los monjes recluyan en sus criptas a chicas des los 8 a los 20 años para hacer orgías y otros crímenes abominables? ¿O que una de las nobles con más caché de Francia en el siglo XVIII, Madame Delbène, fuese la institutriz en las más oscuras artes de la Eugenia de La filosofía en el tocador?


Grabado inspirado en Justine o los infortunios de la virtud

Viéndolo así, claro que Sade ha sido rechazado. De todos modos, no creo que debamos acusarlo de difundir literatura malvada, ni tampoco de incitar a las perversiones. Ahora bien, tampoco creo que este tipo de literatura nos libre de tales actos. Creo que las perversiones son actos implícitos en la conducta humana, pero me inclino a pensar que algunas de ellas pueden ser consideradas tan antinaturales por el pudor que nos ha inculcado la sociedad y la tradición, que es mejor practicarlas en secreto. ¿Acaso no es divertido practicar ciertos juegos con tu pareja? Siempre que haya acuerdo mutuo, por supuesto...

Y ahora que he dicho esto, me parece adecuado acabar esta actualización solidarizándome con Max Mosley, presidente de la Fórmula 1. Hace unos meses se descubrió que practicaba orgías de ideología nazi con prostitutas. Una vez se hizo público, recibió enormes presiones para que dimitiera. ¿Y bien? Es su intimidad. Mientras no se nos vuelva un Hitler de verdad....




3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Curiosa entrada.

    Yo también me creía (un poco) conocedora del Marqués, pero veo que estaba bastante equivocada.

    Sinceramente... creo que consiguió exactamente lo que quería. Más allá de si lo que explicaba era cierto o no, de si lo había experimentado en sus propias carnes o por el contrario tenía una gran imaginación, el escándalo era, no sólo intencionado, buscado, sino también necesario.

    ResponderEliminar
  3. Bon post!

    No sóc un gran coneixedor de la figura del marquès, però aquesta idea de la perversitat en els seus escrits lliga molt amb el missatge de la última classe de cultura. Hi ha d'haver fronteres morals en la literatura, el cinema o altres mitjans d'expressió? jo crec, sincerament, que no. Així doncs, més enllà del que realment fes o no fes el marquès de Sade, les seves aportacions s'han de valorar com una pura transgressió al model social i cultural de l'època.

    PD: I, bé, me n'alegro que ara apreciïs més Benjamin Button. La peli bé s'ho val.

    Vagi bé!

    ResponderEliminar