viernes, 1 de mayo de 2009

Marv y yo: los hombres que nos equivocamos de época



Normalmente nos fijamos en los héroes simpáticos con supermegapoderes, ocultos bajo una falsa identidad que les atormenta y que les hace entrar en conflicto en sí mismos, y dejamos a un lado a en los antihéroes. Para mí, estas figuras opuestas a la virtud (al menos la virtud convencional), habitualmente menospreciadas por la historia del cómic y del cine, me transmiten muchísimo más que cualquier individuo capaz de volar con mayas de color azul o tirar telarañas para saltar de edificio en edificio a lo Tarzán.

Pura cuestión personal. Pero pongamos un ejemplo: Marv, el psicópata obsesivo, macabro cínico pero bonachón de Sin City, el cómic de Frank Miller. Su incapacidad de controlar su fuerza bruta le llevó a la perdición. Sólo, con su cara deformada por cicatrices y jamás habiendo sido amado por ninguna mujer, encontró el amor de su vida en una loca noche de sexo con una prostituta, una mujer que a la mañana siguiente aparece asesinada. Esto le lleva a una descalabrada persecución en busca de venganza.

No es un personaje espectacular: no es atractivo ni rico, es solitario y el único poder del que dispone es el de una persuasión eficaz gracias a unos buenos puños. Pero la descripción que se hace tanto en el cómic como en la película me parece asombrosa: el de un hombre amargado por su pasado, lleno de contradicciones y consciente de ellas, que camina hacia un trágico final sabiendo que es su única promesa de redención.

Esto es lo que me fascina: el hecho de caminar hacia tu propia fin siendo consciente de ello, pero teniendo un buen motivo, un motivo que sólo tu logras comprender, y ello te conlleva al rechazo general de la sociedad. Para mí es un símbolo de la tragedia moderna.

A veces yo mismo me pregunto si he nacido en la época correcta, si hubiera sido mejor existir en otro momento, un momento donde la vida misma fuera algo más simple, con menos responsabilidades, donde el amor, el trabajo o la decencia no fueran importantes.

Y entonces pienso en lo que se dice acerca de Marv en la película:

La gente cree que Marv está loco, pero yo no creo que sea así. Sólo ha tenido la mala suerte de nacer en la época equivocada. Se sentiría como en casa en un campo de batalla, o matando gladiadores en un circo romano. Y entonces le habrían tirado des de la grada chicas como Nancy...

Pues sí. Creo que sería fascinante vivir sólo pensando en bloquear la hoja del adversario, esperando tu momento para atestar el golpe mortal. Un lugar dónde sólo importara eso: sobrevivir otro día. Un día más. Y otro.

Llamadme loco.

1 comentario:

  1. Marv es el resumen perfecto de todos los héroes superados por las circunstancias de la cultura pop moderna; superado por la sociedad, superado por sus sentimientos, superado por su propia fuerza... pero que con ese fatalismo orgulloso del que sabe cierta su perdición lucha por lo que cree correcto. Y a la vez siendo tan primario, apela ese fondo animal que tenemos todos.

    También es enorme el Hartigan de Bruce Willis en Sin City. Si me lo recuerdas un día de estos te paso el cómic original, que tengo todo lo publicado en España de la Ciudad del Pecado de Frank Miller.

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